Y es que no hace falta vestir siempre igual para tener un estilo definido. El más difícil todavía consiste en poder hacer uso de mil y una prendas dispares e inspiraciones distintas y seguir siendo una misma. De hecho, es eso consiste el saber vestir, en probar, mezclar, y arriesgar y conservar ese no se qué que qué se yo que nos define como entes únicos y exclusivos.
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